y si los planes cambian

Claudia Cárdenas es la fundadora de Cambia tú una iniciativa que genera experiencias de bienestar propiciando la transformación de la conciencia a través de viajes, escritura y clases de yoga. Ella es una mujer serena, tranquila, habla pausado y transmite paz en sus gestos y expresiones. Es una mujer enamorada de la India, país al que ha ido diez veces: las últimas cuatro como guía en alianza con Travel Center, una agencia de viajes de Medellín, en la que dicha alianza propicia un recorrido con sentido y de introspección en diferentes ciudades del país asiático. 

Para claudia, India es alegría, lo repite constantemente, es feliz cada vez que emprende un viaje a este lugar, aunque en esta ocasión los planes no fueron los suyos. Un viaje que planeaba ser de 20 días, se convirtió en uno de 71 días. 

El viaje inicia con diez turistas. Es 6 de marzo y de pandemia sí se escucha pero lejos, en India solo se sabe de tres contagios y para esa fecha no parecía que fuera a llegar a convertirse en pandemia, sino más bien un virus como mucho otros. 

Inicia el viaje 

Mumbai: la puerta de India, los hermosos jardines, la casa de Gandhi, el espectacular homenaje al color, la fiesta Holi donde se le da inicio a la primavera. Todo comienza con el aire de un viaje especial, los espacios abiertos, la agenda fluye como se había preparado. 

Amritsar: visitar el Templo Dorado, conocer las tiendas de zapatos de camellos y las famosas telas de la India. 

Como en una película de ficción, cada lugar al que llegan se les permite entrar y conocer, incluido el famoso Taj Mahal; lo que empieza a suceder, es que después de visitar cualquier lugar efigie del país comienzan a cerrarlo. 

16 de marzo. El mundo tiene otro panorama, Italia y España tienen miles de contagios, el virus ya es considerado una pandemia por la Organización Mundial de la Salud.

Una pareja de esposos decide devolverse a Colombia, piensan en su hijo y no quieren arriesgarse. Otras cinco personas del viaje ya tienen dudas sobre si continuar o comprar un nuevo tiquete. En cambio Claudia, con convicción decide continuar con las otras dos mujeres que quieren proseguir con el viaje. 

Después de ver en las redes sociales y los noticieros que el mundo entero se 

“prepara” para una pandemia, los planes son otros. Las siete mujeres del viaje le comparten a Claudia su deseo por comprar un billete y devolverse a Colombia, Claudia se acoge a lo que como grupo de viajeros deciden y tramita con Travel Center a su vez un tiquete de retorno.

Recibir, soltar el qué pena, el qué dirán, ser solidarios, movilizar las causas para otros pero recibir también, mirar para adentro, confiar en el proceso que es propio.

Todo cambia 

21 de marzo. Las cinco personas tienen su tiquete comprado, Claudia tiene el suyo en otra aerolínea para volar al día siguiente. Las cinco mujeres de Medellín se dirigen al aeropuerto con el deseo de volver a casa. Llegan al aeropuerto Internacional Indira Gandhi de Nueva Delhi, se montan al avión, empiezan a toser varias personas en el avión, pasan horas, el tiempo y la aeronave no parece estar lista para despegar, entra un médico, empieza a tomarles la temperatura, y pasados unos minutos informan que deben regresar a tierra. Las personas salen del avión, se dirigen a los espacios de información a preguntar por lo sucedido, el aeropuerto está lleno de personas, es un caos, vuelos cancelados de todas partes del mundo, personas tratando de regresar a sus países, nadie da respuesta de nada, es la nueva realidad que augura un país que entra en cuarentena. 

Claudia recibe mensajes de las viajeras, trata de organizar toda la logística para dirigirse al Ashram, una de las paradas más importantes del viaje, un espacio de introspección en el que el Swami (maestro) lidera cada dia una charla en la que habla de diferentes temas. Claudia se siente tranquila porque se dirigen allí. No es fácil llegar al aeropuerto por ellas, el transporte es limitado, hace una llamada al Swami -“Clau no se puede ir al Ashram, cerraron las fronteras”- un hotel, un airbnb, una opción que solucione, que funcione pero que además sea conveniente en tiempo récord. Claudia piensa en lo que pueda ser mejor. En ese momento hay frustración, hay un cambio de planes que necesita una respuesta, una decisión rápida. 

“Nati, el plan cambió. Ya no estaríamos con Swami ni nos hospedaríamos en un Ashram. Tenia una rutina para el ashram y la implementé en el hotel: despertarnos temprano, hacer yoga, hacer reflexiones de temas acordados, escuchar las charlas por video con el Swami y tratar de vivir en armonía a pesar de tanta incertidumbre.”

El estado 

Para mí era inevitable preguntar cómo se sintió Claudia. Si sintió apoyo de parte del gobierno, yo como espectadora cuando consumía información de los vuelos humanitarios o temas de “Colombianos varados fuera de su país” veía noticias asociadas a unos presupuestos destinados a las ayudas. La respuesta de Claudia frente a esto, de cara a lo público, es que no recibió ni ayudas, ni mucha visibilidad por parte del gobierno colombiano, sin embargo,  sintió claridad y liderazgo de parte del  embajador en Indonesia: Juan Camilo Valencia, quien organizó el regreso de 400 colombianos en 19 países. Gracias a su gestión, tres vuelos se sumaron e hicieron posible con la aerolínea Garua el regreso a Colombia de los colombianos en India.

Lo que no se espera 

Los recursos económicos se empezaban a agotar, ya habían pagado por dos vuelos de regreso, el de la fecha inicial y el extraordinario pero fallido del 21 de marzo. Todos los días de hotel que no estaban estipulados en el presupuesto inicial del viaje y ahora otro tiquete. El vuelo humanitario de regreso, que costaba aproximadamente $11’500.000 pesos colombianos por persona.

“Unas amigas en un grupo decidieron hacer una transferencia a mi cuenta para ayudar a la compra del tiquete humanitario, me dio mucha pena, además porque una de ellas lo compartió en otro chat, le dije noooo, cómo se te ocurre, qué pena, borrá eso. A lo que ella me respondió: aprendé a recibir. Ese día sí lloré, sentí muchas cosas, sentí el amor de otros. Ego vulnerable pal carajo. Aprender a recibir. Un mensaje sin duda que fue claro para mí en esta situación”.

Después de que otros ayudaron a reunir el dinero de Claudia, ella hizo lo mismo para otras personas, lideró con otras dos compañeras del viaje una campaña en Instagram llamada Ayúdanos a Ayudar, esta, funcionó como otros la ayudaron a ella a sumar el dinero para comprar el tiquete de regreso.

Lo que no se olvida 

Recibir, soltar el qué pena, el qué dirán, ser solidarios, movilizar las causas para otros pero recibir también, mirar para adentro, confiar en el proceso que es propio. 

-¿Clau, volverías a la India? 

-Nati, claro, (risas), volvería mil veces, India también es mi casa.

La primera vez que vi a Claudia fue en una reunión de contenido para las redes sociales de Travel Center. En ese momento yo trabajaba en el Taller de Edición y estábamos haciendo una estrategia enfocada en India 2019. No olvidaré que ese día ella nos dijo, a mí y a las demás personas del equipo digital: “La vida siempre nos provee”. Esta vez, después de hacerle esta entrevista, recordé que la vida una vez más le confirmó sus palabras. 

Gracias a Claudia por compartir su historia y la foto de este lunes primero de junio al ver a su papá y su familia, el deseo más grande de llegar a casa. 

Natalia Correa © todos los derechos reservados 2020. Sitio web por Simaduse